domingo, 16 de diciembre de 2012

La porcofobia, Marvis Harris

Los porcófobos basaban sus creencias religiosas las cuales consideraban que el cerdo era un animal sucio, ya que se revuelca en su propia orina y come excrementos. En cambio otros animales que tienen comportamientos similares no son considerados animales impuros.
En el siglo XIII, Moisés Maimónides (rabino y médico) da la primera explicación del porqué del rechazo judío y musulmán a la carne de cerdo mediante la palabra de Dios, el cual había querido prohibir la carne de cerdo como medida de salud pública, ya que tenía un efecto perjudicial para el cuerpo.
En el siglo XIV con el descubrimiento de la triquinosis, enfermedad causada por comer carne de cerdo poco cocida, se verificó la sabiduría de Maimónides. Dado que comer carne de cerdo bien cocida no era una amenaza a la salud pública ya su consumo no podía ofender a Dios. Por lo tanto, se aducía que Yahvé (Dios de los judíos) no solo quería bienestar físico, sino que pensaba en algo más. Además la explicación de Maimónedes padecía de contradicciones medicas y epidemiológicas, ya que el cerdo transmite enfermedades humanas, aunque otros animales que se consumen también. La explicación de Maimónedes era más cercana que la planteada por Sir James Frazer, la cual decía que todos los animales llamados impuros, habían sido sagrados o divinos en su origen, pero este planteamiento no es válido ya que en la antigüedad se había adorado a muchos otros animales, y se los comían.
Harris comparte el criterio de Maimónides, siendo su único inconveniente que las circunstancias en las que se basaba para justificar el aborrecimiento del cerdo estaba restringido en la patología corporal. Cree que la Biblia y el Corán condenaron al cerdo porque la cría de cerdos constituía una amenaza a la integridad de los ecosistemas naturales y culturales del Oriente Medio porque el cerdo al contrario que las vacas, ovejas y cabras tiene una alimentación especifica y no regula su temperatura corporal, por lo que le hace no poder sobrevivir en zonas áridas. Además el cerdo no suda, no puede exponerse a temperaturas del aire mayores de 98º F, y como carece de pelo, prefiere revolcarse en lodo limpio y fresco, pero si no dispone de ese medio lo hará en su propia orina y heces. Mientras más elevada es la temperatura, más sucio es el cerdo. Como en el Oriente Medio el hábitat es tan caluroso y árido, el cerdo está obligado a revolcarse en sus propios excrementos. Este se convirtió en un lujo ecológico y económico, muchos años a.C. se decía que Yahvé y Ala habían dicho que comer y tocar a los cerdos era fuente de impureza ya que era muy costosa su crianza y que era una máxima tentación, por lo que se prohibió el contacto con este. Harris no está de acuerdo con que las prácticas alimenticias sancionadas por la religión tengan explicaciones ecológicas.